Les encanta posar.
Anónim@s y no tanto, se preparan cuidadosamente para ser protagonistas por un día en el corazón de Madrid.
Me gusta fotografiar a gente que respeta, sonríe y mima la cámara.
Este año la fiesta ha estado asegurada desde días antes a la celebración de la manifestación, ya que cientos de miles de personas de muchas nacionalidades se habían acercado a los aledaños de la Gran Vía madrileña, con motivo de la celebración del Europride en Madrid y como no también a visitar las calles de Chueca.
El reinventado barrio de Chueca, se ha convertido en el nuevo símbolo de la modernidad y de la vanguardia de una auténtica movida madrileña, muy diferente a la de los años 80, pero en mi opinión, más importante, innovadora y reivindicativa que la anterior y seguramente más duradera con el paso del tiempo.
No hay más que darse una vuelta por sus calles, mirar los comercios, tiendas de moda, librerías, restaurantes, etc., para poder darse cuenta de que algo importante se está moviendo allí desde hace unos años.
Por tener, tiene ya hasta una película, una "maricomedia negra" titulada "CHUECATOWN", que satiriza con ironía las costumbres del barrio con una cierta visión castiza.
Pero volviendo a la celebración, ésta ha sido la más numerosa de todos los años en cuanto a número de asistentes. Según datos que escuché, más de un millón y medio de personas llenaron el centro de Madrid desde la Puerta de Alcalá hasta Callao y Plaza de España.
Desde primeras horas de la tarde y a pesar del calor, la marcha se convirtió en una fiesta.
No he querido mostrar en las fotos los grandes camiones repletos de gente saltando en sus pasarelas durante todo el trayecto del recorrido, porque ya se han fotografiado mucho y van llenos de publicidad de sus patrocinadores.
Si algo me gusta fotografiar en este día, es a l@s manifestantes de "a pié", l@s que se han puesto de gala. Así, desde la cercanía, sin utilizar ningún objetivo tele, me aproximo a ell@s y dejo que se sientan protagonistas, que disfruten de los destellos del flash que, por otro lado, combate la mala iluminación fotográfica que proporciona el sol intenso de las primeras horas de la tarde.
Sin embargo a esa hora, es cuando l@s fotografiad@s mejor lucen sus cuerpos, irradiando ilusión por brillar en todo el recorrido de la manifestación. Para eso llevan muchos días, pensando como sorprender este año, diseñando su atuendo y accesorios y preparando su particular coreografía, que repetirán machaconamente durante todo el desfile.
Definitivamente, el día del orgullo gay ha madurado en Madrid, para bien de muchos y para mal de algunos, todavía contrarios a estos acontecimientos.
Para unos, es una gran fiesta reivindicativa llena de energía y para otros representa casi el Apocalipsis, cara y cruz de lo divertido y de lo perverso, un nuevo modelo de sociedad para muchos y una enfermedad de la misma para otros.
Lo cierto es que para mí, como fotógrafo, es una gran ocasión para olvidarme de todo, relajarme, coger la cámara, salir a la calle y darle una satisfacción, ya que ésta se siente mimada por sus manifestantes.
Pocas veces tiene uno la oportunidad de fotografiar toda la gama de colores del arcoiris.
Florencio Sánchez
07 de 07 de 07
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