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Debería empezar este resumen con la descripción de nuestra llegada al primer hito del Camino Francés, Roncesvalles (Navarra), donde se inicia la primera etapa del Camino de Santiago hasta Larrasoaña con 27 km de recorrido y que emprendimos antes del amanecer del último domingo de mayo.
Allí en Roncesvalles, ante nosotros (tres amigos que llegamos la tarde anterior desde Madrid), pudimos observar un cartel que indicaba que quedaban unos "setecientos y pico" kilómetros hasta Santiago.
Digo lo de "y pico" y no la distancia exacta, porque verdaderamente la distancia de las etapas de un peregrino nunca debiera medirse por kilómetros, sino por cualquier otro indicador que bien podría ser el número de horas caminando, las cuestas arriba y cuestas abajo de la etapa, los puentes romanos y modernos atravesados, los peregrinos adelantados y los que te adelantan, las vacas, terneros y caballos avistados, las conversaciones mantenidas, los saludos recibidos deseando "buen camino", las sonrisas cómplices cruzadas, las fuentes donde se rellena la botella, las veces que te quitas las botas para relajar los pies e incluso el número de desfallecimientos padecidos... Todo, menos kilómetros.
Las guías que venden, te suelen indicar bien las distancias, el nivel de dificultad de las etapas, donde están ubicados los albergues, cuanto cuestan, si tienen o no lavadora, lo que necesitas llevar en la mochila -ya sabéis ropa ligera, toalla, medicamentos, cremas, saco, etc.- y sin embargo, no te informan de otros aspectos menos tangibles y que verdaderamente influyen mucho para ir culminando etapas.
La clave está en saber que el Camino en sí es un "regalo" que te haces a tí mismo y que la sorpresa que incluye va a ser muy diferente a otras que recibes en tu vida cotidiana.
Cuando empiezas a darte cuenta de lo que el regalo representa, vives los mejores momentos, ya que el cansancio y el dolor se transforman en energía y fortaleza.
Pronto compruebas que te sientes ligero de equipaje a pesar de llevar una mochila llena, que necesitas muy pocas cosas para ir por la vida y que no debes esperar nada, debiendo agradecer cualquier cosa que el Camino te ofrezca.
Un viejo proverbio indio reza que "uno sólamente es dueño de aquello que no puede perder en un naufragio".
Ésta, es una gran verdad que se visualiza nítida en el Camino. Todos los peregrinos, durante el trayecto, sólo son propietarios de su propio cuerpo, de su energía, de su mochila, de sus pensamientos, de sus conversaciones y de la afectividad mostrada con los demás.
El Camino también te invita a sentir la naturaleza, a ensimismarte en la contemplación del paisaje, bien sea después de la lluvia o de una mañana de niebla, a desconectar de tus problemas cotidianos, a compartir con otros peregrinos, a conversar con complicidad, y como no, a viajar también al interior de ti mismo.
No he sentido en ningún sitio como aquí, que convives muchas horas "contigo mismo" y que las actividades a las que debes dedicarte van más allá que caminar, pues debes ocuparte también de la reparación de tu cuerpo, bien sea comiendo en un buen restaurante, haciendo estiramientos, dándote una buena ducha, cuidando las plantas de tus pies, leyendo o escribiendo tus vivencias y como no, visionando antes de dormir, la pantalla TFT de tu cámara para revivir los momentos más importantes del día.
Lo cierto es que, en esta ocasión, no tenía intención de hacer fotos, pues se trataba de superar una prueba de resistencia mental y física que duraría una semana.
Así, que para no cargar demasiado peso en la mochila, únicamente incluí una cámara compacta que me permitiera disparar unas fotos de recuerdo.
Sin embargo, desde el primer momento, a pesar de verme limitado por el cansancio producido por las distancias y el peso de la mochila, pronto me ví sorprendido haciendo fotos y capturando la luz del amanecer y los momentos mágicos del Camino, sin poder resistir la tentación de atrapar para siempre esos mágicos lugares.
Las fotos son sólo un breve resumen de alguno de los momentos vividos.
En la selección he querido dar una pequeña pincelada de los cuatro principales temas del Camino de Santiago: