Una mañana y una tarde haciendo fotografías en las cercanías de Atocha. Aprueban los ciudadanos, suspenden los políticos.
Han pasado tres años desde el atentado del 11 de marzo de 2004 y cuatro desde que diera comienzo la guerra en Iraq.
La ciudad de Madrid acaba de inaugurar un monumento como homenaje a las víctimas del atentado terrorista perpetrado en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia.
Con este motivo y como conitinuidad a las fotos que ya realizara en marzo de 2004, decidí volver a los tres escenarios para no olvidar lo que pasó y rendir mi particular homenaje fotográfico.
Me desplacé hasta Atocha en el mismo tren de cercanías que sigo cogiendo cada mañana y llegué un poco antes de la finalización del acto oficial de la ceremonia inaugural, donde, según pude ver posteriormente en los telediarios, estuvieron presentes todas las autoridades, desde los Reyes a los principales dirigentes del gobierno y oposición.
Así pues, tuve que esperar a que finalizara todo el protocolo para poder acceder a ver el monumento. La policía tenía totalmente acordonada la zona. Después, cuando ya salí al exterior, pude observar un gran cilindro de 11 metros de altura, construido con miles de ladrillos macizos de cristal traslúcido. Hasta que no ves su interior, no te das cuenta de que alberga la esencia del comportamiento solidario de muchos ciudadanos de distintas procedencias que en los días posteriores a la masacre, escribieron cientos de frases de sus sentimientos y que fueron dejando impresos en los cristales y paredes de la estación.
De esta manera, el monumento, como ya han comentado sus jóvenes arquitectos es "Un espacio que crea emociones, una mirada desde dentro".
Comparto muy bien esta descripción, porque eso es lo que sentí, cuando miré hacia la parte superior del interior del cilindro desde su sala azul subterránea. Si no estás dentro y no te paras a reflexionar un tiempo, no puedes encontrar su sentido.
En el exterior, junto al monumento, permanecían corrillos de familiares de las víctimas de distintas nacionalidades, sin saber muy bien con quien hablar. Éstos, en un momento dado, de forma tímida, en silencio y con un profundo respeto, se fueron acercando al monumento para rendir homenaje a sus familiares, bien depositando alguna flor o acariciando su textura.
Es triste decirlo, pero aunque estaban allí, no conozco ni sus nombres, ni tan siquiera la historia de cada uno, salvo la de la Presidenta de la Asociación de Afectados del 11-M, Pilar Manjón.
Sentí una especial sensibilidad cuando ví a un hombre sudamericano, trajeado, con un ramo de flores y que permanecía en pie junto a una silla vacía, donde previamente el violonchelista que intervino en el acto inaugural había interpretado el "Canto de los pájaros" de Pau Casals.
Posteriormente y por la prensa, supe que ese hombre es ecuatoriano y se llama Luis Alberto Tenesaca. Perdió a su hijo de 17 años en el atentado. Al saberlo, me impresionó más esta imagen con la silla vacía a su lado.
Muy cercana se encontraba su mujer y comentó a la prensa que nunca superarían la pérdida de su hijo.
También me resultó duro observar otra silla, ésta segunda de ruedas, ocupada por un hombre que miraba el momumento sin poder acercarse más a él, o la mirada de una niña asustada a mi cámara, mientras su madre lloraba respondiendo a una entrevista de Reuters.
En ese ambiente de entrevistas y cámaras de los distintos medios de comunicación a familiares de las víctimas, pude ver paseando al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que también tímidamente se acercó a alguno de los familiares y saludó de forma cordial.
Sinceramente, me pareció un buen detalle, sobre todo después de leer en la prensa que los más de mil familiares de las víctimas que fueron invitados al acto oficial se encontraban ubicados en una zona separada de las autoridades, sin poder existir ningún tipo de contacto entre ambos.
Creo que, si algo debían haber hecho los políticos en este acto de homenaje es romper el protocolo y mostrarse cercanos a los familiares de las víctimas, sin manipular políticamente hacia ningún lado, comportándose como personas y como ciudadanos, independientemente de sus colores y de lo controvertido del momento actual.
Una vez más les demando valentía y opino igual que hace tres años. Sigo pensando que los ciudadanos aprueban y suspende toda la clase política en general, independientemente de la ideología.
En este mismo trabajo, también incluyo unas fotos de un acto que se produjo ayer en Atocha y que por la crispación que se vive en el momento actual, podría dar lugar a equivocaciones políticas e interpretarse de forma errónea.
Era una marcha convocada bajo el lema "Por la paz, NO a la guerra" y que también concluyó, por la noche, depositando claveles en el monumento de Atocha.
Una vez más, no deseo hablar de política. Si realmente sus convocantes han tenido un doble sentido con la manifestación, creo que tienen un problema, porque los ciudadanos estamos muy sensibilizados y nos vamos fijando en cada uno de sus gestos de cara a las urnas.
Personalmente me quedo sólo con alguno de los eslóganes coreados, como el de "Aquí y allí, paz", por el castigo que sufrió Madrid y el que está sufriendo Bagdad desde hace cuatro años.
De los discursos que pronunciaron, Pilar del Río (esposa del escritor José Saramago), Rosa Regás (Directora de la Biblioteca Nacional) y Olga Rodríguez periodista en Bagdad durante la guerra (aparecen en la fotografía caminando junto a Pedro Zerolo, hacia el momumento del 11-M para depositar unos claveles) sentí especialmente el encendido homenaje de las palabras de Olga a su colega y periodista José Couso (cámara de Telecinco), el recuerdo de las muertes de las víctimas que se producen en cualquier lugar del mundo, se llamen como se llamen (Blanco, Lluch, Palate, Couso, Anguita, Manjón, Berg -un soldado americano-, Mohamed, Ammed y miles de apellidos que desconozco como se escriben y como se pronuncian) detallado por Pilar, así como las palabras de Rosa relativas a la destrucción de una gran parte de la cultura de un pueblo.
Finalmente, dudo de si habré hecho bien en incluir fotos políticas de un lado y otro. Aunque, en cualquier caso, ellos sabrán si en verdad han sido coherentes con la persona y el "ciudadano" que lleven dentro.
Se me olvidaba...
Hoy he escuchado en televisión una frase del padre del soldado americano Berg y que es totalmente cierta:
"La guerra se pierde en el mismo momento en el que se empieza"
Florencio Sánchez
18 de Marzo 2007
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